No deja de ser impresionante
la gran expectativa que se ha levantado a nivel mundial por la llegada del 21
de Diciembre del 2012, fecha en la que según una profecía Maya termina un ciclo
de 5125 años, y para la que existen diversas interpretaciones de lo que acontecerá
con este cálculo del calendario Maya; algunos esperan con temor e incertidumbre
el fin del mundo en medio de un gran cataclismo y la inversión de los polos
magnéticos de la tierra, otros la descartan como un gran fraude de la
mercadotecnia de Hollywood y muchos otros aseguran con gran expectación que por
fin el mundo entrará en una nueva era de armonía y luz interior
por que según ellos dicha profecía coincide con exactos cálculos astronómicos para una alineación de nuestro sistema solar con el centro de la galaxia y que por ese fenómeno la tierra recibirá una impresionante cantidad de energía cósmica positiva; y es tanta la información y posturas respecto al tema que circulan por la internet que es muy difícil tratar de entender a plenitud el tema sin llegar a confundirse; astrónomos, astrólogos, arqueólogos, políticos, chamanes, y el History Channel dan su punto de vista y todo esto aunado a que los poquísimos mayas de la actualidad que aún guardan sus raíces indígenas ¡ni saben del tema o bien les es sin importancia! Y todo esto nos demuestra la urgente necesidad del ser humano de encontrar respuestas a preguntas cómo estás: ¿porqué existe la vida?, ¿todo se termina con la muerte?, ¿existe la vida después de la muerte?, ¿hay algún ser en el universo que sustenta la vida?, ¿existe un juez superior que va a juzgar la vida de los hombres? ó ¿lo que haga de mi vida sea bueno o malo no tiene ninguna repercusión más allá de mi propia existencia?; pero al buscar en el lugar equivocado lo único que encuentra es engaño y confusión para su alma.
por que según ellos dicha profecía coincide con exactos cálculos astronómicos para una alineación de nuestro sistema solar con el centro de la galaxia y que por ese fenómeno la tierra recibirá una impresionante cantidad de energía cósmica positiva; y es tanta la información y posturas respecto al tema que circulan por la internet que es muy difícil tratar de entender a plenitud el tema sin llegar a confundirse; astrónomos, astrólogos, arqueólogos, políticos, chamanes, y el History Channel dan su punto de vista y todo esto aunado a que los poquísimos mayas de la actualidad que aún guardan sus raíces indígenas ¡ni saben del tema o bien les es sin importancia! Y todo esto nos demuestra la urgente necesidad del ser humano de encontrar respuestas a preguntas cómo estás: ¿porqué existe la vida?, ¿todo se termina con la muerte?, ¿existe la vida después de la muerte?, ¿hay algún ser en el universo que sustenta la vida?, ¿existe un juez superior que va a juzgar la vida de los hombres? ó ¿lo que haga de mi vida sea bueno o malo no tiene ninguna repercusión más allá de mi propia existencia?; pero al buscar en el lugar equivocado lo único que encuentra es engaño y confusión para su alma.
La profecía Maya del fin del
ciclo de 5125 y los eventos que acompañan al cierre de ese ciclo es confusa y
vaga; y sin pretender negar ni dejar de asombrarnos de la increíble capacidad
matemática y los conocimientos astronómicos de los Mayas, ¿cómo podemos darle
tanto crédito y veracidad a unas profecías desconocidas y ajenas a los más
grandes eventos culturales e históricos que han ocurrido en el mundo?, ¿Qué
autoridad profética tienen las profecías Mayas para haberse ganado tanta
credibilidad por una gran parte de la población mundial? Hasta los chinos están
hablando de las profecías mayas.
Lo más lamentable es que por
su ignorancia y su vulnerabilidad para ser engañado el ser humano presta
atención a todo tipo de voces y charlatanerías para ver si hay algo novedoso
que le haga parecer inteligente y descubridor de los misterios del universo, y
así sentir que puede vivir su vida sin necesidad de rendir cuentas a Dios, pues
si el hombre se auto convence que Dios no existe o es una energía cósmica, ¿qué
importa lo que haga de su vida?, y aunque las ideas de moda sean completamente
absurdas y anticientíficas las cree con devoción negando sin ningún fundamento
la veracidad del único libro que se autoproclama tener la verdad y ser cien por
ciento de inspiración divina, y que además ha pasado todas la pruebas de la
historia, la arqueología, la medicina, la biología, la astronomía, entre muchos
otros aspectos, y lo más contundente, que es el único libro que ha probado su
exactitud para profetizar eventos a lo largo de cientos de años, eventos de los
cuales muchos ya están corroborados en la historia del mundo y muchos otros
están por suceder, ese libro es la Biblia.
La Biblia reúne 66 libros
que fueron escritos a lo largo de 1500 años, y lo más impresionante es que el
primer libro que es el Génesis escrito por Moisés alrededor del 1405 a.C.
inicia con la frase: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra…” y
termina con el libro de Apocalipsis escrito alrededor del 95 d.C. narrando el
fin de la historia humana, la segunda venida de Cristo y la entrada en el reino eterno de Cristo.
Estos son solo algunos aspectos de la Biblia que nos dan una pequeña idea de su
precisión y superioridad para comprender el mundo y la historia.
El libro del profeta Daniel
contiene pruebas ineludibles de que la Biblia es la palabra de Dios, que es
exacta en sus predicciones y que además puede ser verificada a la luz de la
historia de los imperios que han existido. Al profeta Daniel se le reveló la
historia de los imperios que iban a existir en el mundo antes de que llegara el
fin de nuestra era, también profetizó la fecha exacta en que se daría muerte a
Jesús, el prototipo de un gobernante mundial contrario a Dios que se levantaría
al final de los tiempos y las condiciones que prevalecerían en el mundo antes
del regreso de Cristo.
Daniel recibió sus visiones
proféticas a partir del año 605 a.C. de cuatro maneras:
1. Recibiendo la
revelación e interpretación del sueño del rey Nabucodonosor de una estatua
(Daniel 2:30-45). “Y a mí me ha sido
revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los
vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que
entiendas los pensamientos de tu corazón.
Tú, oh rey,
veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya
gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
La cabeza de
esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
muslos, de bronce;
sus piernas, de
hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
Estabas
mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en
sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces fueron
desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro,
y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de
ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un
gran monte que llenó toda la tierra.
Este es el
sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey.
Tú, oh rey,
eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y
majestad.
Y dondequiera
que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha
entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella
cabeza de oro.
Y después de ti
se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el
cual dominará sobre toda la tierra.
Y el cuarto
reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las
cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
Y lo que viste
de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de
hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro,
así como viste hierro mezclado con barro cocido.
Y por ser los
dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será
en parte fuerte, y en parte frágil.
Así como viste
el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero
no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
Y en los días
de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a
todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,
de la manera
que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó
el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al
rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su
interpretación”.
Estos cuatro imperios y un reino que surgirían son Babilonia,
Media y Persia, Roma y el Imperio Romano que es reavivado al final de los
tiempos. Cada uno se diferencia del anterior de acuerdo a la disminución
gradual en la calidad del metal. La piedra representa a Cristo en su segunda
venida para destruir al último reino (representado por los pies y diez dedos,
entiéndase diez reinos) sin ayuda humana y establecer su reino de justicia
sobre toda la tierra.
2. La visión de
cuatro bestias (Daniel 7:1-8). “En el primer año de
Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza
mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del
asunto.
Daniel dijo:
Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo
combatían en el gran mar.
Y cuatro
bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.
La primera era
como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron
arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera
de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
Y he aquí otra
segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del
otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así:
Levántate, devora mucha carne.
Después de esto
miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus
espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.
Después de esto
miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y
terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro;
devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente
de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
Mientras yo
contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y
delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que
este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas”. Estas cuatro bestias representa los mismos cuatro
imperios que en Daniel 2:30-45, pero la visión es más específica en detalles de
cada uno de los imperios que surgirían Después de los tiempos de Daniel. El
león representa a Babilonia por su poder, ligereza y rapacidad. Los leones
alados montaban guardia en las puertas de los palacios reales de Babilonia. El
oso representa a Media y Persia, y se especifica que uno de estos dos reinos
sobresaldría, estos es Persia. El leopardo representa a Grecia por su rapidez y
sagacidad en las conquistas que emprendió bajo el liderazgo de Alejandro Magno
(nacido en 356 a.C.). Las cuatro cabezas del leopardo representan a los cuatro
generales que dividieron el reino entre ellos tras la muerte de Alejandro los
cuales gobernaron sobre Macedonia, Asia Menor, Siria y Egipto. La cuarta bestia
representa al imperio Romano por el hierro que representa su poderío militar, y
aunque el dominio romano llegó a su fin en 476 d.C., se mantiene hasta nuestros
días en un estado dividido como Europa, y el cuerno pequeño que se levanta
sobre otros diez cuernos es un reino que surgirá de esa bestia (Roma revivida
en una confederación de diez naciones al final de los tiempos).
3. La visión de un
carnero con dos cuernos y un macho cabrío con un cuerno (Daniel 8:1-8). “En el año tercero del reinado del rey
Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había
aparecido antes.
Vi en visión; y
cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de
Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
Alcé los ojos y
miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y
aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto
creció después.
Vi que el
carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna
bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía
conforme a su voluntad, y se engrandecía.
Mientras yo
consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la
faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno
notable entre sus ojos.
Y vino hasta el
carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió
contra él con la furia de su fuerza.
Y lo vi que
llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos
cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó,
por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su
poder.
Y el macho
cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran
cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia
los cuatro vientos del cielo”. El
carnero con sus dos cuernos representa al imperio de Media y Persia. El macho cabrío
representa a Grecia con su gran cuerno Alejandro. El cuerno quebrado es
Alejandro en su muerte prematura y los cuatro cuernos son sus generales que se
convirtieron en reyes sobre cuatro sectores del imperio Griego (Daniel 7:6). El
cuerno pequeño es Antíoco Epífanes, que surgió del tercer imperio y también
representa al rey futuro de los últimos tiempos que es el anticristo (Daniel
11:21-35, 8:24-26, Apocalípsis 13:5-6).
4. La revelación de
la profecía de las 70 semanas. (Daniel 9:24-27). “Setenta semanas
están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la
justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los
santos.
Sabe, pues, y
entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén
hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se
volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Y después de
las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el
pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su
fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Y por otra
semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el
sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá
el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se
derrame sobre el desolador”. Estas son semanas de años. El intervalo de
tiempo va desde el decreto del monarca persa Artajerjes para reconstruir
Jerusalén aprox.445 a.C. (Nehemías 2:1-8) hasta el reino del Mesías. Este
panorama incluye: 1) 7 semanas de años (=49 años) que terminan con el final de
la reconstrucción de la plaza y el muro de Jerusalén. 2) 62 semanas de años
(=434 años) sumados a los primeros 49 años para dar un total de 483 años (según
el calendario Judío de años de 360 días) hasta la consumación de la primera
venida de Cristo que se cumplió con su entrada triunfal el día nueve de Nisán
en el año 30 d.C.(Mateo 21:1-11) y con su muerte; y 3) los últimos siete años o
la “semana setenta” corresponde al tiempo del anticristo que surgirá de un
pueblo que destruirá Jerusalén y su templo, es decir de Roma porque Roma
destruyó Jerusalén en el año 70 d.C. Es imposible que la “semana setenta” se
haya cumplido en el año 70 d.C. cuando el general Tito destruyó Jerusalén y el
templo de Salomón, porque ni Tito ni el lapso de tiempo cuadran con la
descripción del anticristo ni de un periodo de siete años adicionales a los 483
porque en ese caso la destrucción de Jerusalén hubiera sido en el 37 d.C.
aprox., más bien esta última semana apunta inequívocamente a un cumplimiento de
los últimos tiempos hasta que se había de “traer la justicia perdurable, y sellar la
visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”.
5. La revelación de
un rey que es una tipificación del futuro anticristo (Daniel 11:36-39). “Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá
sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y
prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá.
Del Dios de sus
padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque
sobre todo se engrandecerá.
Mas honrará en
su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo
honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio.
Con un dios
ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los
que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra”. Aquí Daniel pudo ver con lujo de detalle las
características del gobernante anticristo que se levantaría en los últimos
tiempos (la semana setenta) tipificado nuevamente en Antíoco Epífanes; de hecho
los historiadores narran que los soldados de Antíoco sacrificaron un cerdo en
el templo de los judíos (en el 167 a.C.) y que pusieron dentro del templo una
estatua del dios Zeus para rendirle culto y a eso los judíos de la época le
llamaron “la abominación desoladora”, pero Jesús volvió a retomar esta profecía
de Daniel como una “abominación desoladora” que tendría cumplimiento en el
futuro (Mateo 24:15) y algunos (principalmente los preteristas) sugieren equivocadamente
que Jesús se refería a la destrucción de Jerusalén y el templo por el general Tito
de Roma en el 70 d.C., pero también el apóstol Pablo lo interpretó como algo
para los últimos tiempos (2 Tesalonicenses 2:3-4) y Juan en Apocalipsis 13:14-15
lo relaciona con la aparición del anticristo en el fin de los tiempos.
6. El cumplimiento definitivo
de la semana setenta en los últimos tiempos (Daniel 12:1-4, 8-11). En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe
que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual
nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.
Y muchos de los
que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna,
y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Los entendidos
resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia
a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Pero tú,
Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos
correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.
Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será
el fin de estas cosas?
El respondió:
Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del
fin.
Muchos serán
limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y
ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.
Y desde el
tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá
mil doscientos noventa días. Esto es
el tiempo del fin, el cumplimiento de la semana 70 y el periodo de 1290 días en
que las fuerzas del mal se alzarán intentarán destruir al pueblo de Dios que
abarca la segunda mitad de la semana 70, es decir tres años y medio (1260 días)
más los días adicionales que Jesús tomará para llevar a cabo el juicio final.
Esta breve explicación de las profecías del libro de
Daniel es solo una aproximación a la gran precisión, complejidad y amplitud de
las profecías bíblicas. Las profecías mayas no se pueden comparar con la
riqueza de la Biblia, no hay justificación para tanta expectación por la llegada
del 21 de Diciembre de 2012. Con seguridad el 22 de Diciembre amanecerá otro
día más y el mundo no se habrá acabado y las personas no se habrán vuelto
armoniosas y bondadosas por las vibraciones cósmicas desencadenadas hacia la
tierra, por el contrario, según lo advirtió el Señor Jesús: “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12), y también el apóstol Pablo: “También
debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque
habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella…” (2 Timoteo 3:1-5). Es una ofensa a Dios confiar en
los astros o en las constelaciones en lugar de confiar en Él, que los creó.
Espero que éste breve análisis de las profecías de
Daniel te pueda motivar a interesarte más en el estudio y lectura de la Biblia.
Y así saber cómo puedes prepararte no para una fecha incierta, sino para la
segura y próxima venida de Jesús a la tierra. El mundo está preparándose (o
mejor dicho lo están preparando) a pasos agigantados para ser gobernado por un
anticristo que establecerá un nuevo orden mundial al servicio de Satanás, y
muchos otros se están preparando para recibir al único Rey de Reyes y Señor de
Señores para quién la victoria ya está asegurada, y tú ¿a quién esperas?
Nota: Todas las citas de la Biblia son tomadas de la
versión Reina Valera 1960, y la para la explicación de las profecías del libro
de Daniel me he apoyado en gran parte en la “Biblia de estudio MacArthur”, Ed.
Portavoz, 2004.
Por favor, ¿puedes decirme la fuente de dónde obtuviste la imagen de la estatua? Gracias.
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